No escuchar bien es peligroso
Las personas que dejan de oír dejan de escuchar su entorno, dejan de relacionarse en buenas condiciones. Esto quiere decir que van a ser más vulnerables a los peligros del día a día.
La Calidad de Vida es un término que muchas veces se emplea de un modo muy ligero. La correcta audición es esencial cuando queremos disponer de una buena Calidad de Vida entendiendo por ello el ser independientes, autónomos y capaces de elegir qué hacer y cómo gobernar nuestra vida.
Las personas con pérdida auditiva son más vulnerables
La esperanza de vida en este país es de las más largas del planeta y por ello debemos saber que de nada vale vivir más años si la calidad de estos no va a ser buena. Cuando perdemos sensibilidad auditiva estamos perdiendo automáticamente calidad de vida, especialmente si no ponemos remedio. Las personas que piensan que dejar de oír es únicamente quedarse sordo están equivocadas ya que el problema es bastante peor que eso.
Cuando las personas empiezan a perder audición empizean a reducir su vida social, empiezan a ser menos participativos, empiezan a reducir su grupo de familiares y amigos y, al cabo del tiempo, es posible que ni siquiera quieran salir de casa. Y aunque esto parezca exagerado no lo es. Debemos evitar llegar a esta situación.
Para no llegar hasta estos estados de aislamiento y depresión debemos tomar medidas. Básicamente existen dos maneras de hacerlo, la primera consiste en cuidar nuestra audición siendo lo más prudentes que se puede ser y la segunda consiste en someterse a revisiones de un modo regular, al menos una vez al año y tomar las medidas que nos indiquen los profesionales en caso de detectarse alguna pérdida de sensibilidad auditiva.
Además de que las personas que no oyen se van recluyendo y aislando social y familiarmente también van a estar expuestas a mayores riesgos. Dejar de oír implica no escuchar el timbre de la puerta, no escuchar el teléfono cuando nos llamen, e incluso no oír algo tan simple como un microondas o algo tan peligroso como una sirena o una alarma.
Si queremos llevar una buena madurez es esencial que prestemos atención a nuestros oídos. De nada vale vivir 100 años si no lo vamos a hacer en unas condiciones dignas.
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